lunes, 22 de julio de 2013

La vida, las muertes y las reencarnaciones


Leía detalladamente un libro, otra vez...(que verdad la de leer un libro en otro tiempo, en otra circunstancia). Cada palabra es distinta, cada sentimiento es diferente. Leía un par de líneas:

...Y cuándo se acabará esto, diablos, que para sentir ya fue bueno y el horóscopo me dice que ya todo pasará y pruebo todos los juegos de adolescente: la letra que se forma en la colilla del enésimo cigarro de esta tarde, las sotas, reyes y reinas de una baraja gastada para saber si me quiere o no me quiere, ya solo falta deshojar flores. No es para tanto. ¿O sí? Respiro hondo y camino hasta el paradero. Es todo. En la vida uno tiene muchas muertes. Esta debe ser una de esas.

De amor nadie se muere, ¿será cierto? yo siempre tal vez por darle valor a mis amigas le recalcaba eso en la cara: De amor nadie se muere, pero si, si maldita sea, de amor puedes morir muchas veces y cada muerte puede ser peor que la anterior. Cada una puede ser más nefasta y maléfica, cada una puede dejarte sin pedazos de corazón.

Cuando se busca tanto amar y ser correspondido, puedes llegar a buscar el amor a cuentagotas, confundir sentimientos e incluso así suene horrible, mendigar amor. O acaso no es mendigar amor, ir de amor en amor, buscando tal vez a esa alma gemela ideal, no es sufrir de amor sentirte solo, viviendo así sea en tu misma casa, así sea rodeado de tu familia, igual sentirte solo. Imagino que debe ser peor si vives solo y no tienes ni un perro con el cual compartir, porque al menos tendrías alguien que te mueva la cola.

A veces tenemos tanto miedo de que el amor se aleje de nosotros, de haberle entregado el alma en una noche, algunos nos llenamos de dudas y miedos, y sabrá Dios que pasará por sus cabezas, o que le han dicho de nosotros. Solo se tiene en claro una cosa, que se entrega el alma en cada beso, en cada latido, en cada susurro. Que así como la vida tiene muchas muertes, las muertes tienen muchas reencarnaciones, tal vez esta sea una de ellas...y esté empezando la reencarnación de mi alma en tu piel, que por cierto, cierro los ojos y la siento en mi, tan suave, tan dulce, tan limpia.







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