miércoles, 20 de junio de 2012

Sé quien eres. Muéstrate tal cual, sin más, ni menos

Cuando era pequeña, mi madre me enseñó que en la vida siempre hay que asumir lo que uno hace, pues nadie es perfecto, pero me enseñó a buscar la perfección. Recuerdo que no podía decir ni una mentirita por más chiquita que fuera, ella siempre me sacaba la verdad. Conforme pasaron los años, aprendí que era la mejor opción, así fuera que por decir la verdad me costara irme quedando sola. Porque es cierto, hay personas a las cuales no les gusta la verdad en seco o simplemente no les gusta la verdad.

Soy bruta, así en seco,-y lo acepto- digo lo que pienso sin medir las consecuencias, hago lo que creo correcto sin pensar. Eso es bueno y malo, es bueno porque soy tal cual, no me gusta la mentira, ni siquiera esa mentirita bondadosa, es malo también porque hay personas suceptibles. Pero así soy y siempre fui así.

Dije en post anterior que odiaba eso de me dijo, que le dijo, que sonó, que lo llamó, y demás. El teléfono malogrado para mi no va, tomo los asuntos de mis amigos como mios propios y tengo un sentido justiciero casi salido de un comic. Si sueño con el mundo mejor, donde no hayan rateros, ni mendigos, ni personas malas, ni mentirosas, sueño con la verdad en la cara pelada, así no te guste.

Yo he escuchado de todo y todo lo he aceptado, porque lo pasé y siento que en mis 31 años he vivido mucho y deseo de todo corazón que ninguno de los que considero mis amigos, sufran o pasen algo de lo que yo pasé. No quiero ver lágrimas a mi alrededor porque no las soporto, porque ya he llorado y llorado, y a mi, las malditas lágrimas no se me acaban.
A mi me gustan las personas fuera caretas, la gente valiente que me dice en mi cara pelada lo que cree y piensa de mi. Me gusta escuchar de frente un: Oye pucha no lo tomes a mal pero tu carita esta malita, ve al dermatólogo. Porque prefiero esa persona que es capaz de decirme eso a la que me dice que linda Dinita y después está diciendo: Pobrecita Dina, tiene como carachita en la cara -y no saben que tengo rosácea emotiva, que me aparece si estoy feliz o triste. Que no es acné ni secuelas de nada, sino que es un transtorno emocional por haberme hecho madre soltera-.
Si así de simple, esa es la verdad. Yo jamás sufrí de acné, ni nada. Mi rosácea es porque me dolió y aún me duele ser madre soltera, porque llevo tratmiento psicológico a escondidas de mi mamá, porque cree que ir al psicólogo es de idiotas.

¿Por qué? si es apremiar ser madre soltera, se preguntarán. Pues porque es feo escuchar comentarios o cuchicheos, esos de: ay pero porque será madre soltera pues, seguro fue una loca y el marido la dejó. O el típico: pobrecita. Como si uno se fuera a morir por eso. No, no me muero por eso, me muero por la actitud, esa de quienes dicen ser amigos y terminan siendo verdugos, porque ni enemigos son, porque el enemigo tiene táctica, el verdugo solo ataca por atacar.

Jode escuchar comentarios como hay se arrastra por el, no entiende que es el vacilón, o que se yo, cuando no saben que ahí tal vez hubo una historia de algún modo y solo a quienes fueron parte de ella les interesa, a nadie mas, o por último a quienes estuvieron en el entorno. Nadie fue cama, colchón, sábana, para meter la cuchara. Y eso va con todo, para todo lo que se hace en esta vida.

Tomo cada cosa que sucede a mi alrededor como mía, soy así, en bruto. Saca a la niña que hay en ti me dijo una amiga, solo puedo sacar a esta Dina, que es tal cual es, como siempre digo: sin más, ni menos. Catarsis del día de hoy culminada, gracias Señor por haberme hecho de esta forma tan rara, tan extraña pero tan mia. Se que muchos me odian pero supuestamente todos me quieren y soy la : Dinita!!! que lindaaa, que buenaaa, que nobleee.
Lo bacán de todo esto sería si fueran valientes para decir: Dina te detesto. -Creanme sería inmensamente feliz-.

sábado, 16 de junio de 2012

Sixto Prado Barrionuevo: Mi súper papá

Mi papá siempre ha sido un ser muy cariñoso, noble, gracioso y lleno de virtudes. Desde que tengo uso de razón me dió un chicotazo cuando tenía 15 años y luego me metió a la ducha con ropa y todo en 4 ocasiones.
Jamás me quejé de ninguno de sus actos -era terrible cuando era chiquilla- mi papá era y es para mi lo máximo. Cuando llegaba tarde de trabajar, siempre tenía tiempo para conversar conmigo, ver mis cuadernos y hasta ver la novela. Compartimos nuestro apasionamiento por Universitario de Deportes, por los deportes, por la lectura y la política.

Mi papá nunca me reprochó el salir embarazada en pleno último ciclo de la universidad, me llamaba cada 3 horas cuando estaba en clase: para saber si había llegado bien, si no tenía malestar, a que hora salía de la universidad. Me compraba muchas manzanas y uvas -que eran mi delirio cuando estaba gestando- y jamás se quejaba cuando le pedía que se quedara conmigo hasta que me durmiera.

Sixto Prado Barrionuevo, tiene más de 50 años pero es un chiquillo, aún no lo veo encorbado y menos cansado. Odia que le digan: abuelito. El es papito Sixto, para mi Jannice. Mi papá es un súper papá, porque a pesar de haber acabado su responsabilidad con mi hermano y conmigo, la sigue con su nieta, con Jannice. Salta, se tira al piso, juega al caballito, hace capachun, va al nido, la recoge cuando puede y comparte con ella todo el amor que tiene para dar.

Cuando el papá de mi hija me dejó sola, tuve la preocupación  de que mi hijita tuviera algún problema emocional por faltarle la imagen paterna, pero mi papá también solucionó eso, como todo. Mi papito -como yo le digo hasta ahora- es tan mágico que fue capaz de encargarse de Jannice cuando yo recién llegué a casa con ella en brazos luego de dar a luz. Mi papá me dijo: tienes una cara pálida hijita, esta bien que seas blanca, pero eso es blanco papel. Tu descansa, yo me encargo de la bebecita -y así lo hizo, por dos largos meses-. No pasaron ni cuatro meses y me dio apendicitis, y ahí estaba mi súper papá para volver a hacerse cargo de Jannice, mientras yo estuve casi un mes en el hospital.
Mi hija no necesita la imagen paterna de su papá, porque le basta y le sobra con el mio -debo aceptar que me cuesta como toda hija compartir a su padre. Porque yo no puedo decirle a mi hija ni en broma: que le presto a mi papito. Porque mi papito, es su papito. Y llega a tal extremo de llorar desconsoladamente si yo abrazo a mi papito- mi papá es tan importante para Jannice que mi papá es su papito.
Adoro a mi papá, lo adoro más que a mi mamá -y ella lo sabe- es tan especial, porque es capaz de dejar de trabajar por mi, cuida de mi asi tenga 32 años. Es capaz de levantarse desde su cuarto en 3 milésimas de segundo y estar en mi cuarto, si yo grito: ¡¡¡papá!!!!
El súper papá existe, imagino que para cada hija el súper papá es único, porque para cada una de nosotras, nuestro papá lo es todo. El es Batman, Superman y todos los super héroes juntos. Para mi: mi papá es lo máximo, es mi papito.

Me sigo despidiendo de el con un besote grande, le sigo diciendo: papito...y adoro sus muecas y su bigote rubio haciéndome cosquillas como cuando tenía 6 años y corría para abrazarlo en el colegio.
Ahora con una hija y 32 años sigo corriendo a abrazarlo cuando llega de viaje y sigo peleándome para ser la primera en recibirlo, porque siempre será mi súper papito...mi papito bigotón :D

viernes, 8 de junio de 2012

Días lindos

Como mencioné en mi post anterior el invierno causa en mi un efecto extraño. Yo soy, por alguna extraña razón, muy feliz. A pesar que los psicólogos mencionen que en invierno crecen las tasas de suicidios, que hay mayor depresión por el clima, etc, etc. Yo soy feliz.
Más aún cuando tengo días como estos: donde encuentro a un profesor de la universidad después de 7 años por el face. Por cierto, un excelente profe de televisión.
Soy feliz porque sin marketear este humilde blog, tengo visitantes de México, Argentina, Colombia e incluso España que me leen y les gusta lo que escribo, sin que yo estudiara literatura, para escribir detalladamente o mucho mejor.
Solo escribo lo que me nace, escribo cosas tristes porque sigo creyendo fehacientemente que cuando uno está triste logra escribir lo más bonito, lo más sincero, y eso no solo lo digo yo, sino muchos escritores profesionales en la materia.

Yo solo trato de plasmar lo que siento. Escribo sin pensar, es como un chispazo que me da y me dice: Hoy escribe, redacta, plasma...y ahí van mis dedos sobre las teclas del computador a escribir como locas. Estos 5 años que llevo con mi blog personal de http://quizas-por-que.blogspot.com me han hecho crecer como profesional, porque periodista que no escribe, no es periodista, y el que no lee peor.
Ahora no se de donde he mejorado mis horarios para poder tener tiempo para el gym, el teatro, el cine, los libros, mi Bryce -porque no lo negaré sigo amando a Bryce Echenique casi desquiciadamente- y también a la música.
Me gusta ver que a Jannice le gusta mi música, y no hablo del rock en si, que me apasiona, sino de la música que escucho cuando trabajo desde casa. Mi hija aprendió a escuchar a Edvin Marton, y le fascina, en si, aprendió a escuchar de todo en lo que es música..bueno no extremos como Justin Bieber o algo por el estilo...porque la verdad eso es cualquier cosa menos música.
Pero bueno, regresando a este post, renuevo el agradecimiento a cada lector de este humilde espacio, donde solo trato de seguir siendo quien soy...ni más ni menos.

P.D.: Les dejo algo del maravilloso Edvin Marton, a quien por cierto, junto a Vanessa Mae idolatro, que música por Dios!!! :D

martes, 5 de junio de 2012

Amo el invierno :D

Amo el invierno, porque todo es oscuro, porque me siento en paz con la brisa del viento sobre mi cara. Porque amo la lluvia cuando cae como debe ser, osea lluvia, no pichi de gato.
El invierno me trae malos recuerdos, pero lo amo igual. En invierno murió mi abuela y mi abuelo, en invierno me dejó mi primer enamorado, en invierno se casó.

Igual amo el invierno porque el mar se pone bravo y puedo oirlo con más fuerza, el mar es de agitarse bruscamente, las olas crecen como si fueran enormes brazos siciendo: ven, entra, estoy helado. Me gusta mucho ir al mar en invierno, con mi libretita de notas como cuando era chiquilla. Recuerdo que me perdía horas en el mar, mi mamá desesperada preguntando a medio mundo ¿dónde está esa chica? y yo sentada frente a la orilla del mar, en la bajada de Barranco o por la de Miraflores, ahí siempre mirando el mar por horas, tomando fotos, grabando el ocaso.



A veces siento que soy como el invierno con su frío insólito y su ventisca fuerte, con su clima indescifrable. Con el invierno nunca sabes cuando habrá lluvia, viento, sol. Con el invierno no sabes nada y esperas todo.
El invierno me gusta porque puedo ser más yo, con mis babuchas y ropa de dormir desde que llego a casa, de tirarme a la cama y acurrucarme a mi hija como peluche, viendo películas en maratón como si fuera un domingo cualquiera. Esta estación es tan mía, huele tanto a calma y tranquilidad, y yo soy feliz por estos largos 4 meses que se pueden convertir en más...porque como lo dije: con el invierno, nunca se sabe.