domingo, 27 de enero de 2013

Hubo una vez


Hubo una vez en que amé con locura, tanto tanto, que mandé al diablo, el respeto por mi y hasta el valor. Dejé que me humillaras pisoteando mi amor y hasta jactándote de que mi mundo sin ti no era nada. Se muy bien que te llenabas la boca, diciendo que moría por ti. Jamás lo negué, lo grité a los cuatro vientos, a pesar que era la pobrecita, la idiota que se enamora del caso perdido, la tarada que no se respeta, ni se valora, ni se ama. Escuché eso cientos de veces. Esa chica está loca, mamita valórate un poco más, no mendigues amor.

Cuatro años me costaron arrancarlo de mi alma, porque el no estaba en mi corazón, era como si fuera mi esencia, lo amaba tanto. No era un adonis, pero el hacía que me erizara toda, saber que estaba cerca hacía latir mi corazón aceleradamente, y sentía que me podía dar un paro cardíaco de solo verlo llegar.

Un día me bastó para darme cuenta que ya no iba, o tal vez una secuencia de detalles y actitudes hicieron que me quisiera más. Llegó alguien, que para bien o para mal, entro a mi vida un solo día, y me dio lo suficiente para saber que puedo ser atractiva física y sexualmente para cualquier hombre, y no necesariamente esperar pacientemente a que el se fijara en mi. Para bien o para mal, ese día cambié, siento que soy guapa, me siento bien, me gustan mis senos, mis brazos, mis piernas, mis muslos, incluso mi sexo me gusta, me gusta como me veo desnuda, me gusta mi cabellos tapando mis senos, me gustan mis ojos, mi sonrisa, me gusto yo.

Antes no me gustaba, sentía que tal vez buscabas alguien más linda, y me preocupaba por agradarte, por hacer cosas que a ti te gustaran pero así no se ama. Uno no busca cambiar a alguien, uno no debe cambiar por alguien, uno debe aprender a caminar junto a alguien, ese es el secreto.


A veces me dicen que busco con desesperación que alguien me ame, es cierto, porque amar es la razón del ser humano, uno ama desde que nace y muere amando. Amas a Dios, a tus padres, a tus amigos, a tu perro, tu gato, amas, vivir es amar, hacer un trabajo con pasión es amar. Sin amor, nada tiene sentido, sino le pones amor a lo que haces eres eres una máquina, y yo no quiero ser una máquina. 

Quiero sentir, gritar, llorar, amar, reír, para saber que estoy viva, no quiero guardarme los sentimientos porque simplemente soy así, tal cual, libre como un huracán, loca, arrebatada, directa. Sigo siendo la misma, pero te dejé de amar, ahora aprendí a amarme yo, ya no me trago el cuento de las llamadas diciendo que me extrañas, tampoco las contesto ya, no me desespero al ver tu nombre en el celular llamándome, te miro y ya no siento ese cosquilleo en el estómago, ni el aceleramiento del corazón. Hubo una vez que te amé con locura y una vez para decirte adiós, ahora mi camino inicia nuevamente, aún no hay quien me acelere el corazón, pero es bueno saber que lo tengo vivo, cuando lo escucho latir tranquilamente antes de irme a dormir.

Hubo una vez una mujer que amaba tanto, tanto, que no se amaba así, ahora ya no ama, pero se mira en el espejo, y regresa a ella, todo el amor que dio.

Con cariño, para A.P.G. ....porque todo pasa, todo duele pero nada mata. Como decía mi abuela: Todo muerto tiene un tiempo. Un tiempo para llorar, amar, recordar ...y olvidar. Tqm! :)

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