Entre lágrimas intentaba contener el grito eufórico de gol. Y es que para quien es hincha de la U, era torturante, casi agónico no saberse acreeedor de un título hace nueve años. Sufrir esa angustia que sólo es conocida por Alianza Lima, el eterno rival.
Ver el rostro de mi madre corriendo de un lado a otro, abrazándose a mi, a mi hermano que sin ser hincha de la U, sintió el triunfo como propio. Nada se compara a este sentimiento, que embarga. Nada se compara al sabor de felicidad que se siente, que se lleva en la garganta por gritar esa es la U. Y es que cada vez que veo a este equipo ganar, sin pagos al día y sólo con huevos como los que ponen sólo las gallinas, me doy cuenta que es un orgullo ser gallina, y saberse crema hasta los huesos.
Ese es mi comienzo y ese mi fin, ser crema hasta la muerte y así poder seguir.
Gózalo Universitario, 9 años duró la tortura, tenía que ser hoy: un trece para romper el maleficio, un diciembre de 9 letras y en el 2009. Todo alineado como tu hermoso color crema, como saberse campeón, como ser de la U.
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